Permítanme que la elección del tema del artículo que ahora leen esté relacionada, como no podría ser de otra manera, con mi perfil formativo que se hace reconocible y extensible a una reflexión en torno a la importancia de la mirada social.
La situación socioeconómica actual, cuyas consecuencias conocemos de cerca quienes estamos en desempleo, nos sitúa en un contexto idóneo para abrir un debate en torno al valor que el mercado laboral otorga al conocimiento social.
Titulaciones como Sociología, Antropología o Politología, entre otras, lideran el ranking de estudios universitarios con menos oportunidades laborales, un dato que no debe pasar desapercibido porque nos lleva a preguntarnos si el mercado laboral tiene en cuenta estos conocimientos y si las instituciones académicas orientan al alumnado sobre su aplicación a la hora de buscar trabajo.
El principal problema es que el ámbito de actuación es amplio y quizás no lo suficientemente determinado para que el sector del empleo pueda valorar qué aportan estos perfiles profesionales a sus empresas.
Propongo un ejercicio que no les llevará mucho tiempo: pregunten y/o observen, sólo por curiosidad ¿cuántas personas de su entorno que optaron por estudios vinculados a la Ciencia Social, trabaja desarrollando tareas relacionadas con su formación? Bueno, en realidad, ¿Cuántas están trabajando? No esperamos obtener resultados concluyentes pero nos ayudará a ser más conscientes de esta situación.
La Sociología, por ejemplo, tradicionalmente ha tenido por objeto analizar y comprender hechos y comportamientos que derivan en acciones sociales concretas, en resumen, investigar para posteriormente actuar. Conocer la viabilidad de un proyecto lleva asociada la tarea de análisis de necesidades y oportunidades previa, cuya información será de utilidad para formular un Plan, Programa o Proyecto de actuación sostenible.
El reto para el actual mercado laboral, en mi opinión, es aprovechar la metodología de la Investigación Social propia de la Sociología y estudios afines, aplicándolas al sector empresarial y asociativo. En definitiva, poner en valor conocimientos transversales que se pueden aplicar a distintos sectores laborales.
Y nuestro trabajo, el de quienes formamos parte de esta amplia familia que son las Ciencias Sociales, es provocar el interés visibilizando qué podríamos aportar a este complejo y cada vez más multidisciplinar sector laboral.
Para concluir, pongamos un toque de humor: dos personas se encuentran y una de ellas pregunta algo tan usual como ¿y tú a qué te dedicas? Yo estudié Sociología -le responde- y la persona insiste: si, ¿pero a qué te dedicas?
ALICIA DUEÑAS MORILLO
Miembro de la II LANZADERA DE EMPLEO DE ALMERÍA