Protagonista por un día, Mayte

 

 

Las batas blancas se apoderan de esta sección últimamente, porque hoy se convierte en protagonista por un día nuestra compañera María Teresa Blázquez Muñoz, para nosotros Mayte. Y si esa bata blanca  la porta ella, además, se multiplica el poder.

Mayte es química, curiosa, entusiasta, disciplinada, ... “química”.

No podría ser otra cosa, porque cuando una pasión se instala, como en su caso, en la niñez, al calor de los abuelos, la familia, las costumbres -jabón casero, mejunjes digestivos que además limpian la plata- motivada por sus inquietudes, su necesidad de saber el por qué de las cosas, de qué están compuestas y por qué funcionan de esa manera, tiene toda la pinta de convertirse en vocacional. Y ¿puede haber algo mejor?.

 

Pues sí, puede haber algo mejor. Y es que, además, Mayte no ha parado de aprender, ni está dispuesta a parar, porque es consciente de que el mundo cambia constantemente y que la química tiene un papel fundamental y esos cambios, además, pueden  beneficiar al planeta.

 

Es emocionante escucharla hablar de nanopartículas, entre otras cosas. Creo que su faceta docente la sabe explotar al máximo también, porque incluso a mí, siendo de letras, me ha despertado la curiosidad de interesarme por la química. Y eso es casi un milagro.

 

1. ¿Cómo te definirías?



Soy tremendamente curiosa. Tengo una necesidad continua de aprendizaje. Tenaz y entusiasta, no sé estar sin estar del todo. Creo que elegí la ciencia porque dormir es de cobardes.

Y como lo mejor de ser protagonista por un día es que tú, Ester, nos descubres en tus artículos, te dejo a ti el resto del trabajo duro.



2. ¿Cómo estás viviendo tu paso por la Lanzadera?



Comencé el viaje con mucha energía y curiosidad, motivada ante la perspectiva de una gestión diferente de la búsqueda de empleo. Estos meses han sido caricia y bofetada, no te engañaré.

La caricia de los talleres, de sí encontrar esa gestión diferente, de algunos momentos, de ese calor que deja en el cuerpo ver los frutos del trabajo en equipo. Y, no obstante, la bofetada de un ritmo demasiado lento para mí que terminó por asfixiarme.



Nunca renegaré de lo pragmático, pero admito que me enriquece haber aprendido a aprender del camino y valoro la oportunidad de verme bajo la lupa de compañeros con perfiles tan diferentes, que me ayuda a no dejar nunca de cuestionarme y a crecer personal y profesionalmente.

 

3. ¿Qué objetivos deseas alcanzar y cuál sería tu empleo ideal?



Quiero hacer Química. Sería feliz “cacharreando” en casi cualquier laboratorio de análisis (clínico, biomédico, agroalimentario, …).

Me gusta ampliar horizontes, obligar al cerebro a pensar de otra manera, y el trabajo en la Unidad de Investigación de Oncología Traslacional del Hospital de Albacete me dejó muy buen sabor de boca. Es alucinante lo que puede conseguir un científico con su ingenio y unos pocos euros. Muy muy pocos euros, créeme.

Puestos a soñar, también sería perfecto seguir investigando en la aplicación de nanopartículas en seguridad y calidad agroalimentarias, campo que, como sabes, descubrí y estudié en profundidad durante mi proyecto de fin de grado.

 

Así es Mayte. Así es esta química de “culo inquieto”, visión crítica y analítica, meticulosa y perfeccionista, por fortuna para la ciencia y por fortuna para nosotros/as, sus compañeros/as.

No es fácil a veces ser la voz que se pronuncia disconforme o la voz que cuestiona las situaciones. Y no es fácil porque eso es de valientes y te juegas, como ella dice, bofetadas. Pero si no existieran personas así habría que inventarlas, porque son fundamentales en cualquier equipo para enriquecer la visión de las cosas, para mirar desde el ángulo desde el que no todo el mundo se atreve a mirar.

Y como no está reñido lo químico y lo científico con lo literario y lo poético, como tampoco está reñido el pragmatismo con el idealismo o la espiritualidad, me atrevo a decir que Mayte es esa nanopartícula con superpoderes por sí misma que cuando se fusiona con otras nanopartículas, “cacharreando” si es necesario, la alquimia se manifiesta, hace su magia y el resultado puede ser alucinante.



-¿Qué te dan de comer los budistas para tener esa paz?- me preguntó una vez Mayte.  

Y yo le pregunto ahora: ¿qué fórmula mágica has descubierto para ser un bichito tan especial?



Redacción: Ester Menchero Lara

Fotografía: Aurora L. Salazar