No te llenes de arroz. Sobre la gestión del tiempo

El tiempo pasa a su ritmo, siempre a la misma velocidad, tic-tac. Sin embargo, solemos decir, qué rápido ha pasado el tiempo o qué lento. Nuestra percepción sobre el tiempo nos condiciona hasta el punto de interferir en nuestra agenda.

Si utilizásemos una tabla como la que propone el método Eisenhower seríamos conscientes de cuánto nos influye la gestión que hacemos de nuestro tiempo en el día a día, en el trabajo e incluso en el ocio.

Pero antes de ponernos como locos a rellenar el cuadro, hagamos una lista de tareas en papeles que luego podamos pegar sobre los cuadrantes. Las tareas las puntuaremos de 0 a 10 en importancia y de 0 a 10 en urgencia para saber en qué parte de la tabla tendremos que pegarlas.

En Hazlo, irán las tareas importantes y urgentes.

En Delegar, las urgentes pero menos importantes.

En Agendar, las importantes pero menos urgentes.

Y, en Papelera las que no son ni importantes ni urgentes.

 

Una vez completado el cuadro, podemos reflexionar sobre cómo han quedado repartidas las tareas, qué cuadrante está más lleno, qué catalogamos como urgente e importante y qué como nada importante y nada urgente, ¿hay cosas que estamos postergando porque nos suponen más esfuerzo?...

A continuación y para que el tiempo no se nos eche encima, tenemos que conseguir despejar el cuadrante Hazlo, sabiendo que solo puede haber una tarea en cada momento. Así que, reorganiza tu cuadro.

 

Por si todavía no te crees que el orden que le pongamos a las tareas influye en cómo avanza el tiempo sobre nuestras agendas, puedes probar a hacer un experimento de física.

Coge una botella o una jarra con boca grande. Haz unas bolas de papel del tamaño de pelotas de pin-pon, éstas representan las tareas importantes y urgentes. Coge un kilo de arroz que representará las tareas que podrían esperar. Si viertes el arroz en la jarra antes de echar las bolitas de papel, apenas te quedará sitio para ellas. Lo mismo pasa con las horas del día, si llenamos el día de tareas que pueden esperar, cuando vayamos a ocuparnos de lo urgente e importante, se nos habrá acabado el tiempo.