Visita a Cascajares

 

La historia de Alfonso Jiménez y Francisco Iglesias es de esas que a las personas que tenemos la inquietud emprendedora nos gustaría protagonizar. Una historia que empieza con el sacrificio, el riesgo y la pasión que vuelcas cuando haces algo en lo que crees enormemente.

Esta pasión es la que tanto escuchamos en boca de aquellos que han puesto en marcha un proyecto propio, pero que no queremos que se convierta en una palabra vacía de contenido, porque efectivamente es la suma de la pasión y la creencia en nosotros mismos y en aquello que queremos emprender, la gasolina que pone en marcha el motor que puede hacer que nuestra vida profesional se llene de grandes satisfacciones.

Alfonso nos decía “creíamos que podíamos estar en la boda de los Príncipes de Asturias, nos lo creímos”, y así fue.  Los capones de Cascajares estuvieron en las mesas del banquete nupcial de los actuales Reyes de España. Esto, sin duda, supuso un antes y un después en la historia de la empresa. Crecieron, abrieron una nueva fábrica, llegó la internacionalización y exportación, aumentaron la plantilla, crearon la Fundación, en definitiva, creyeron que podían conseguirlo, lucharon por ello y lo consiguieron.

Y nosotros, después de escuchar esto nos preguntamos ¿qué podemos ofrecer como trabajadores a una empresa que tiene detrás una historia de sacrificio, riesgo y pasión como esta? “Actitud emprendedora, ilusión y disfrutar en el puesto de trabajo. La diferencia está en las personas”, nos responde su cofundador sencilla y a la vez sabiamente.

Queremos agradecer a Cascajares, sobre todo a Alfonso, que nos haya abierto sus puertas, contado su historia y recibido tan amablemente. Hoy hemos aprendido mucho, pero fundamentalmente que lo que hace que una empresa sea grande son las personas.

Fotos del evento, en nuestro álbum de Flickr: http://bit.ly/1VEuFBL