Un día bajo el sol

VIERNES 21 DE JUNIO

El pasado viernes 21 de junio tuvimos el placer de recibir a Pablo, un coach espectacular, y de hacer el taller en el hogar de nuestra querida compañera Irene. Como en cada evento especial lejos de las paredes del aula de la Lanzadera, nos sirvió para esa recarga de energía que a veces necesitamos, para liberarnos un poco del peso que nos va dejando la vida a través del paso de los días y, sobre todo, para darnos cuenta de que nadie está solo si no quiere.

Somos un equipo unido y conectado, las emociones siempre a flor de piel, siempre atentos con los brazos abiertos, con atención de nuestro alrededor… pero sobretodo de las necesidades de nuestros AMIGOS. El paso del tiempo es lo que ha hecho en nosotros: amistad.

Con Pablo hicimos una dinámica de grupo, primero nos presentamos y revelamos un secreto y fuimos hablando simultáneamente de los temas que iban surgiendo. No se trataba de irse por las ramas, se trataba de seguir forjando ese vínculo que nos une a todos.

Sin duda, lo más importante del taller de Pablo fue ese momento en el que nos pidió que formásemos entre todos un árbol: debíamos elegir qué parte queríamos ser (raíz, tronco, copa…) y por qué y posteriormente explicarlo. Obviamente hubo de todo pero la parte del árbol más elegida fueron las raíces. Las razones fueron, a su vez, diversas pero seguían el camino de “sostener el tronco”, “comunicación con lo que le rodea” o “contacto directo con el suelo”. Esto es una metáfora de nosotros mismos, cómo nos vemos a nosotros y cómo nos exponemos a los demás, a dónde vamos y el por qué.

Todo esto, al principio y desde fuera, puede parecer que hace de nosotros seres vulnerables ya que estamos destapando algo que queríamos mantener oculto; pero al contrario, el hecho de exponer algo que de alguna forma nos está limitando sólo hace de nosotros personas fuertes, humanas y valientes. Al fin y al cabo, no hay alegría sin tristeza y no hay coraje sin miedo.

La vida y todo lo que supone no es fácil, es una lucha continua porque está llena de adversidades. Por suerte en la Lanzadera tenemos un refugio lleno de diferentes herramientas para poder superarlas.

Gracias a Pablo por su tiempo y por un taller de coaching tan revelador e inspirador, lo disfrutamos y aprendimos más cosas nuevas que estamos seguros que nos servirán para continuar caminando.

El viernes fue un día mágico: buen tiempo, buena comida e inmejorable compañía. Gracias a nuestra compañera Irene por ofrecer y abrir las puertas de su hogar, se puede decir que fue uno de esos días que se viven y que pasan a ser inolvidables.