Cambio de técnico

El día 19 del pasado diciembre recibimos una mala noticia, sorpresa e incredulidad fueron las sensaciones experimentadas inicialmente; pero como todo en la vida, las malas noticias pueden ser buenas si eres capaz de verlas con el prisma adecuado. Siempre, y digo siempre, lo que inicialmente es una mala experiencia puede llegar a transformarse en algo positivo.

Para muestra un botón:

 En la China Imperial, en un pueblo pequeño perdido en las montañas, el hijo del herrero, Yang, el cual iba a realizar “la prueba” para ser aceptado como miembro adulto de la comunidad, se cayó desde un muro con la mala fortuna de que se fracturó una pierna. 

¡Qué mala suerte!, pensó el chico, ¡qué mala suerte!, pensó su padre, ¡qué mala suerte! pensó su madre; en cambio, su abuelo, debido a sus muchas vivencias y experiencias se lo tomó con calma. Tranquilo, son cosas que pasan, ni buenas ni malas, sólo pasan, le dijo. El chico no lo entendía así y su padre menos. Tendrían que esperar un año para realizar de nuevo “la prueba”.

Dos días después del fatídico día llegó un grupo de soldados imperiales buscando a los chicos para incorporarlos al ejército. Todas las familias escondieron a sus hijos lo mejor que pudieron, pues no querían que se los llevaran. Los soldados buscaron con ahínco y lograron encontrar a todos; pero como Yang tenía la pierna fracturada no se lo llevaron. Por lo tanto, lo que inicialmente se había considerado como mala suerte se había convertido en buena suerte, pues gracias a esa caída se había librado de ser llevado a la guerra.

Volviendo a lo que nos ocupa: la mala noticia de la que hablaba al principio de este post es que la técnica que empezó con nosotros, Lorena, nos abandona, apenas un mes después de comenzar la Lanzadeira nos encontramos con un cambio repentino y totalmente inesperado. El feeling con ella había sido excelente y la sensación que nos quedaba era de desasosiego e incertidumbre, además sucedió la última semana antes del parón de Navidad, más concretamente el penúltimo día.

¿Qué pasará con la Lanzadeira? ¿Conseguirán un sustituto pronto? ¿Encajará el nuevo técnico con el equipo?, etc, etc. Nos surgían muchas preguntas sin respuesta.

“¡Qué mala suerte!” era la frase más escuchada.

Ahora bien, como todo en la vida y en esta situación también, hay al menos dos formas de ver  las cosas y en este caso hay que decir que Lorena, nuestra técnica, decidió dejarnos, con gran pena, ya que el nuevo proyecto era irrechazable, por lo tanto, ¿cómo dejarlo escapar? Era una gran oportunidad para ella, entonces, está claro que la buena suerte había hecho acto de presencia. 

Asimismo, la persona que la sustituiría también recibiría una grata noticia. Más aún, Gonzalo, uno de nuestros compañeros de la Lanzadeira era un posible candidato. Con un curriculum envidiable, está más que capacitado para hacerse cargo de la misma. Todos lo apoyamos, y esperábamos ansiosos que fuera él el seleccionado. Nos conoce, está involucrado, está capacitado; pero no es el único candidato. 

Después de varios días, y no menos entrevistas, recibimos una agradable noticia por parte de Gonzalo: Me han escogido, soy el nuevo técnico de la Lanzadeira.

Lo que inicialmente se consideró como mala suerte, unos días después el enfoque era completamente diferente: Lorena consiguió un nuevo trabajo, Gonzalo consiguió trabajo y nosotros tenemos un técnico al que conocemos y consideramos el idóneo para el puesto.

Sé paciente y espera nuevos acontecimientos, la vida es un camino con múltiples intersecciones.


O día 19 do pasado decembro recibimos unha mala noticia, sorpresa e incredulidade foron as sensacións experimentadas inicialmente; pero como todo na vida, as malas noticias poden ser boas se es capaz de velas co prisma adecuado. Sempre, e digo sempre, o que inicialmente é unha mala experiencia pode chegar a transformarse en algo positivo.

Para mostra un botón:

 Na Chinesa Imperial, nun pobo pequeno perdido nas montañas, o fillo do ferreiro,  Yang, o cal ía realizar “a proba” para ser aceptado como membro adulto da comunidade, caeu desde un muro coa mala fortuna de que se fracturou unha perna. 

Que mala sorte!, pensou o mozo, que mala sorte!, pensou o seu pai, que mala sorte! pensou a súa nai; en cambio, o seu avó, debido ás súas moitas vivencias e experiencias tomoullo con calma. Tranquilo, son cousas que pasan, nin boas nin malas, só pasan, díxolle. O mozo non o entendía así e o seu pai menos. Terían que esperar un ano para realizar de novo “a proba”.

Dous días despois do fatídico día chegou un grupo de soldados imperiais buscando aos mozos para incorporalos ao exército. Todas as familias esconderon aos seus fillos o mellor que puideron, pois non querían que llos levasen. Os soldados buscaron con afán e lograron atopar a todos; pero como  Yang tiña a perna fracturada non llo levaron. Por tanto, o que inicialmente se considerou como mala sorte converteuse en boa sorte, pois grazas a esa caída librouse de ser levado á guerra.

Volvendo ao que nos ocupa: a mala noticia da que falaba ao principio deste post é que a técnica que empezou connosco, Lorena, abandónanos, apenas un mes despois de comezar a  Lanzadeira atopámonos cun cambio repentino e totalmente inesperado. O  feeling con ela fora excelente e a sensación que nos quedaba era de desasosego e incerteza, ademais sucedeu a última semana antes do parón de Nadal, máis concretamente o penúltimo día.

Que pasará coa  Lanzadeira? Conseguirán un substituto pronto? Encaixará o novo técnico co equipo?, etc, etc. Xurdíannos moitas preguntas sen resposta.

“Que mala sorte!” era a frase máis escoitada.

Agora ben, como todo na vida e nesta situación tamén, hai polo menos dúas formas de ver  as cousas e neste caso hai que dicir que Lorena, a nosa técnica, decidiu deixarnos, con gran pena, xa que o novo proxecto era  irrechazable, por tanto, como deixalo escapar? Era unha gran oportunidade para ela, entón, está claro que a boa sorte fixera acto de presenza. 

Así mesmo, a persoa que a substituiría tamén recibiría unha grata noticia. Máis aínda, Gonzalo, un dos nosos compañeiros da  Lanzadeira era un posible candidato. Cun  curriculum envexable, está máis que capacitado para facerse cargo da mesma. Todos o apoiamos, e esperabamos ansiosos que fose el o seleccionado. Coñécenos, está involucrado, está capacitado; pero non é o único candidato. 

Despois de varios días, e non menos entrevistas, recibimos unha agradable noticia por parte de Gonzalo: Escolléronme, son o novo técnico da  Lanzadeira.

O que inicialmente se considerou como mala sorte, uns días despois o enfoque era completamente diferente: Lorena conseguiu un novo traballo, Gonzalo conseguiu traballo e nós temos un técnico ao que coñecemos e consideramos o idóneo para o posto.

Se paciente e espera novos acontecementos, a vida é un camiño con múltiples interseccións.