Ángeles Morales: Sobre la autoestima II

      Una de las premisas básicas cuando estudias historia es no juzgar con ojos actuales hechos que ocurrieron en el pasado. El avance en la igualdad de la mujer ha sido un largo proceso de avances y retrocesos, paulatinos o repentinos, donde la toma de conciencia y la autoestima jugaron un papel primordial. Señalamos dos hechos históricos, distintos, para contextualizar la segunda charla, pero podríamos incidir en otros.

     En primer lugar, los Reyes Católicos firmaron en 1475 la sentencia arbitral de Segovia*, por la que una mujer, Isabel I de Castilla, podía nombrar oficiales, tenencias de fortalezas, y presentación de dignidades en su reino sin pedir permiso a Fernando el Católico, su esposo. Fue un caso excepcional porque, además, decidió su matrimonio.

    Otro caso histórico reseñable se produjo el 19-20 de julio de 1848 cuando se redactó la declaración de Seneca Falls** con doce decisiones que se agrupan en dos bloques: la exigencia de alcanzar la ciudadanía civil para las mujeres y los principios que deben modificar los principios y la moral. Es el texto fundacional del feminismo como movimiento social. La toma de conciencia.

      Al hilo de la autoestima de Isabel I y la toma de conciencia del feminismo,  reseñamos la segunda sesión pronunciada por #ÁngelesMorales, psicóloga del Centro de la #Mujer de #Manzanares, donde se aborda la #autoestima y el #género. Este es el resumen de su interesante planteamiento.

     Las etiquetas son muy peligrosas. Nos limitan para comportarnos tal como somos. El género puede condicionar la autoestima de las personas.  Las mujeres tienen problemas de autoestima. La desigualdad y los roles de géneros provoca una tendencia a la baja autoestima en las mujeres.

     Hay una serie de mensajes, actitudes, roles de género referidos a las mujeres que lastran su propia estima:

     Viven para los otros, representan el papel de madre/esposa. Se realizan en los otros para desarrollarse. Existen a través de otras personas: hijos, madres, pareja. Y, en sentido contrario, puede sentirse obligada a salir de un estereotipo para caer en otro, es decir, que sea independiente, autónoma y libre.

   La mera contradicción entre independencia y dependencia puede lesionar nuestra autoestima. Nuestra sociedad ensalza el autosacrificio: para las mujeres tener metas y proyectos propios puede ser egoísta. Y el modelo actual de mujer es el de super mujer: con empleo, guapa, éxito económico, que lo hace todo bien, esposa y madre.

    ¿A qué se debe esta baja autoestima o falta de valoración en las mujeres?

    Porque el modelo a seguir es el impuesto por el varón, que se señala como carencia la falta de fuerza. Por otra parte, las actividades que una mujer realiza se ven naturales y no como un trabajo o aporte especial. Tienen la necesidad de demostrar la valía ‘a pesar de ser mujer’. Se les exige discreción o pasar inadvertida. Pueden depender de la presión por patrones de belleza. El modelo, además, de mujer ha sido el modelo de madre tradicionalmente. Ha existido una falta autoconocimiento por la mujer por estar preocupada de otros. Socialmente, se considera el empleo  femenino  como algo complementario y/o prescindible. Y, finalmente, porque hay una consideración nula del trabajo doméstico.

     La autoestima de los hombres, a contrario sensu, esta necesitado de una seguridad o falsa seguridad exigida, se muestra carente de un aparente mundo afectivo emocional y se le pide dar la talla, ser competitivo, ganar, tener éxito.  La autoestima en los hombres es frágil.

    

        *

        http://www.españaescultura.es/es/obras_de_excelencia/archivo_general_de_simancas/concordia_de_segovia_entre_isabel_i_de_castilla_y_fernando_ii_de_aragon.html                                          

       ÁLVAREZ PALENZUELA, V. A. (coord.): Historia de España en la Edad Media. Ariel, 2011, Barcelona. Página 802-803.

       **

       http://www.mujeresenred.net/spip.php?article2260

 

      Blas Maeso Ruiz-Escribano.

     Comunicación