Las oportunidades laborales pueden surgir en cualquier momento y situación, y por eso hay que tener preparado un buen elevator pitch que nos abra las puertas de una entrevista de trabajo. Y es que en nuestro día a día, cualquier persona con la que nos relacionamos puede ser la llave que nos dé acceso al empleo que estamos buscando.
¿De qué hablamos cuando nos referimos a un elevator pitch? Literalmente, podríamos traducir este anglicismo como "discurso del ascensor". La imagen de las conversaciones de ascensor es una metáfora perfecta para ilustrar la brevedad de un discurso con el que explicar a nuestro interlocutor a qué nos dedicamos, cuál es nuestro objetivo y cómo puede ponerse en contacto con nosotros tanto si tiene un puesto de trabajo que ofrecernos, como si conoce a alguien en búsqueda de un perfil profesional como el nuestro.
Este tipo de técnica es muy utilizada por los emprendedores para presentar sus proyectos ante posibles inversores y, adaptada al ámbito de la búsqueda de empleo, cada vez se usa más como técnica de venta personal para postular a un puesto de trabajo, poniendo de manifiesto nuestros puntos fuertes y aquello que nos diferencia del resto de candidatos para obtener la plaza que deseamos.
Por este motivo, hoy en la Lanzadera hemos trabajado el elevator pitch dejando a un lado los nervios. Tras presentarnos ante los compañeros, hemos iniciado una ronda de sesiones de grabación en video para posteriormente ver cómo nos desenvolvemos, poder hacer autocrítica y mejorar nuestro elevator pitch. La idea es interiorizar el discurso de manera que consigamos decirlo de forma natural en cualquier situación de venta personal que se nos pueda presentar. A partir de aquí, ese puesto de trabajo al que aspiramos estará aún más cerca.