Te morirás de hambre, pero serás feliz. ( Visita de Joan Cruz a nuestra Lanzadera)

 

Hoy teníamos una visita muy esperada, Joan Cruz, Responsable de Relaciones Institucionales de la Fundación Telefónica, partner de la Fundación Santa María y quienes hacen posible las Lanzaderas de unos cuantos sitios.

La visita era esperada por nosotros porque nos gusta saber quién hay detrás de esta experiencia empoderadora, para él era esperada porque ni él ni la Fundación quieren estar presentes en el proyecto como meros inversores y les gusta implicarse en lo que hacen.

De partida, ya teníamos algo en común, la Lanzadera y el gusto por implicarse con los proyectos. A partir de aquí, el encuentro entre lanzaderos y Joan solo podía ir a mejor, no obstante, no nos libramos de una anécdota con el tren que por poco nos deja con la miel en los labios: el tren de Joan sufrió una hora y cuarto de retraso.

 

Después de la hazaña, haciéndose esperar el encuentro, Joan Cruz comenzó su presentación desde el principio, ya que los orígenes son importantes

Joan proviene de una familia humilde de emigrantes andaluces que vinieron a Cataluña. Fue el primero de su casa que pudo ir a la Universidad y las expectativas de sus padres estaban en la medicina o la abogacía pero Joan decidió estudiar historia, historia medieval, a lo que su padre, con resignación, respondió: “Bien, hijo, te morirás de hambre, pero serás feliz”. Con esta frase llegó su primer aprendizaje, la base del castillo que estaba construyendo.

Al terminar la carrera, no quería ser profesor, le gustaba la cocina y comenzó como cocinero. Sin embargo, 20 kg después, llegó el segundo aprendizaje, hay que hacer lo que le apasiona a uno, pero es importante saber controlar las pasiones.

Pasó por un archivo, cambió de idea y fue profesor. El movimiento de sus manos al explicar cada uno de estos cambios crecía mientras hablaba y remarcaba lo que él mismo afirmaba, “soy muy pasional”.

 

En un nuevo salto, encauzó su inquietud por la cooperación y se fue a Guatemala. La idea era estar un mes pero tras trabajar durante 10 años, Joan asegura que una parte de él se ha quedado allí y por eso considera que no ha vuelto. La experiencia le dio un buen puñado de aprendizajes, le removió por dentro y es capaz de afirmar, “creo que ha sido el trabajo de mi vida y también el más duro.” De ahí vino a parar a la Fundación Telefónica donde en septiembre ya hará 10 años que está y donde sigue subtitulando la pasión que expresa con el movimiento de sus manos al contar lo que hace.

 

A lo largo de su periplo, ha ido configurando una serie de reglas a tener en cuenta, a las que se suman los aprendizajes anteriores, que también quiso compartir con nosotros:

1.No se sabe nunca dónde acabarás.

2.Hay que ser flexible.

3.La formación es básica.

4.Y, sobre todo, es fundamental poner pasión.

Con la cuarta regla volvemos a los orígenes, al primer aprendizaje que le había dado su padre. Por aquí van los tiros, la pasión a la hora de hacer las cosas marca la diferencia y las Lanzaderas buscan movilizar las pasiones de quienes formamos parte de ellas. Somos personas inquietas, que trabajamos para trabajar y que en la Lanzadera encauzamos la pasión hacia nuestro futuro trabajo.

 

Fundación Telefónica

Tras la presentación personal, Joan Cruz nos habló de la institución que hay detrás, de la Fundación Telefónica, una entidad en la que trabajan poco más de 90 personas pero que con el soporte de la empresa Telefónica mueve un gran presupuesto dedicado fundamentalmente a tres áreas: arte y tecnología, pensamiento y educación y emprendimiento.

En esa área de la educación y el emprendimiento está el apoyo al programa Lanzadera, del que Joan destacó la forma de trabajar de su promotora, la Fundación Santa María, y por medio de la cual nos pasó el relevo a nosotros: “los protagonistas sois vosotros, así que contadme, quiero conoceros”. Y nosotros le contamos, uno a uno nos fuimos presentando todo el equipo y le agradecimos que nos transmitiera su historia.