"Story telling" para dinamizar nuestro aprendizaje

 

Como bien saben los niños, la mejor forma de aprender y ponerse a prueba es jugando. Y es una costumbre que además de enriquecernos la vida tanto en la infancia como en la edad adulta, nos hace más capaces simulando situaciones en las que disfrutamos haciendo uso de nuestro repertorio de habilidades para solventar los retos que se plantean dentro de un entorno lúdico, controlado y de confianza; facilitandonos la práctica de competencias que podemos tener menos rodadas y que posteriormente, gracias a este tipo de actividades, nos resultará más sencillo trasladar a una dificultad real y ejecutarlas eficientemente para lograr trascenderla con éxito.

 

En nuestro grupo, tanto nuestra técnico Yolanda como todos nosotros, valoramos esta forma de trabajo tanto como las demás porque hemos comprobado su eficacia, sabemos que agiliza la absorción de conocimientos. Y teniendo en cuenta que ya nos queda poquito tiempo de Lanzadera, recientemente nos hemos propuesto sacarle el mayor jugo posible a esta recta final, entre otras cosas, usando dinámicas de este estilo para conseguirlo. Al fin y al cabo no podemos desperdiciar ninguna oportunidad de salir aún más preparados para lo que venga.

 

Esta vez el objetivo consistía en trabajar la improvisación, la capacidad comunicativa, la creatividad, el trabajo en equipo o la empatía,  por medio de la técnica de “story telling, utilizando un puñado de dados ilustrados, con los que crear una historia ficticia que nos permitiese incluir en ella nuestros perfiles profesionales dando a las habilidades particulares de cada cual un papel determinante en la consecución del resultado, que fuese a la vez coherente, ingenioso y bien estructurado. Una meta que fue alcanzada por los participantes de los dos grupos con bastante facilidad, y que sirvió además para desplegar dos sorprendentes hilos argumentales con los que nos deleitamos encantados.

La parte grupal fue muy interesante, pero no podíamos perder la oportunidad de sacarle provecho para explorar el autoconocimiento de nuestras emociones en relación con el empleo, lo que, ayudados por un cuestionario y los dados, nos daba un punto de partida a la interpretación de las mismas para esclarecer facetas de la propia experiencia en las que a menudo no reparamos, y tratar posteriormente de averiguar a quién pertenecían dichas respuestas con el fin de ver a qué nivel llega el conocimiento sobre nuestros compañeros en este tiempo. 

 

Es una forma estupenda de practicar múltiples aptitudes que no deberíamos perder nunca, y que nos ayuda a desarrollarnos desde lo mejor de nosotros mismos, acercándonos tanto a la conciencia de lo que somos individualmente, como a la unidad con las personas del equipo, funcionando de refuerzo para todo aquello que conforma nuestra forma de ser. Un todo en uno siempre recomendable, tan simple y tan vital como respirar.