Si no encuentras trabajo... la culpa es tuya

 

Por Francisca Fajardo Arriaza 

 

Cuando una persona no encuentra trabajo en un plazo de tiempo relativamente largo, con el tiempo, llega a creer que la culpa es suya, que carece de algo y no vale en la sociedad. Debemos conocer nuestro grado de responsabilidad, debemos tener claro que encontrar trabajo no depende al cien por cien de nosotros y que por mucho que las circunstancias de la vida o el entorno nos lo exijan, la búsqueda de trabajo es un peso repartido entre nuestra necesidad, aptitudes, constancia y por supuesto la disponibilidad laboral, el mercado, la competencia y más factores.

 

Gestionar la presión que esto evoca es el primer paso para poder salir de ese agujero que te hunde a la depresión. Para ello, debemos focalizar nuestro esfuerzo en cambiar lo que esté en nuestra mano, lo que SÍ depende de uno. Siempre hay ventanas abiertas cuando las puertas están cerradas, solo hace falta encontrar la forma de entrar por alguna de ellas.

 

La mayoría de las personas nos presionamos demasiado cuando queremos resultados óptimos o esperados que cuando no se consiguen, entras en una fase de auto rechazo que te causa un daño innecesario y que, a su vez, hace que elijas los caminos menos apropiados para solventar aquello que no ha cumplido con tus expectativas. Esas esperanzas frustradas que solo hace que entres en un estado oscuro de ansiedad y tristeza son también producto de la presión social caracterizado por personas que, queriendo o no, logran herir la autoestima y la fuerza que conlleva vivir en un mundo en el que es más difícil coexistir.

 

La evolución tecnológica y social no han logrado que la naturaleza de los individuos cambie al mismo ritmo y es que, al final, lo que enraíza la presión social es el miedo y la insatisfacción, porque nunca será suficiente. Pero, aunque seamos personas sociales que necesitamos formar parte de grupos, somos más que nada, personas independientes y autosuficientes con la capacidad de tomar nuestras propias decisiones y que siempre afrontaremos las consecuencias de ellas SOLOS.

 

Es por todo esto que, el hecho más importante que debes saber con convicción es que la culpa no es tuya, si de verdad lo estás intentando.