Mindfulness, una herramienta contra los miedos del desempleo.

Muchas cosas son diferentes a la vida antes del decreto de estado de alarma español del pasado 14 de marzo de 2020, tantas que incluso cambiaron los hábitos de consumo. No nos referimos solo al papel higiénico o a las levaduras de panadería sino sobre todo al consumo de ansiolíticos y antidepresivos. Este es uno de los cambios que reflejan una realidad que lleva escondida y reprimida durante mucho tiempo, una realidad en la que la salud mental es algo que había ocultar que se consideraba una debilidad y que rara vez se trataba más allá de una cita con un psiquiatra que no comentas con nadie porque no es como cuando vas a tu médico de cabecera porque te ha tocado la gripe de este año.

 

Imagina si a la incertidumbre de la vida en época de pandemia le sumamos los miedos, las incógnitas, las suposiciones y los estigmas del desempleo. El resultado de esa combinación puede ser devastador en una situación en el que el mercado laboral ha reducido drásticamente la inserción de personal. En las que las ayudas estatales pueden dejarte fuera, porque el riesgo de exclusión social se ha expandido también a aquellos que sobrevivían en economías sumergidas o a quienes han tenido que echar el cierre asfixiados por la falta de clientes. 

Dentro de la oscuridad de un panorama como este hay que buscar puntos de luz que ayuden a no acabar hundiéndonos en las profundas aguas de nuestra mente. Es por ello que muchas personas han empezado a cuidar y dar visibilidad a la salud mental, porque siempre ha sido necesaria y hay que trabajarla para entender lo que sentimos, lo que nos ocurre, cómo pensamos y cómo nos relacionamos.

 

Hay muchos métodos, técnicas y profesionales que pueden guiarnos en este camino al autoconocimiento y la autogestión. Es por ello que el pasado 11 de febrero asistimos a la I Jornada “Afrontando retos con la práctica del mindfulness” de Aránzazu G. Butler, trabajadora social especializada en intervención y mediación familiar, una profesional que guió los primeros pasos de algunos de los asistentes en el complejo camino de vivir el aquí y el ahora sin tratar de prever el futuro. Sin preocuparnos por problemas que todavía no existen, que nunca existirán o que ni siquiera están a nuestro alcance, una tarea que requiere de un buen entrenamiento mental junto a otros aspectos como la comprensión de las emociones y la buena comunicación. No solo con los demás, sino con nosotros mismos.

 

En palabras de algunos de las participantes de la LEES de Santa Lucía de Tirajana fue una jornada muy enriquecedora llena de reflexiones, de emociones y de primeras sensaciones. Una sesión en la que entender cómo funcionan los miedos, cómo identificarlos y darles la importancia que realmente tienen. Y ante todo, un aprendizaje, el de abrirnos en canal a nosotros mismos, para expresarnos con naturalidad y sin miedo a mostrarnos vulnerables ante los demás. Todas estas sensaciones se transforman en unas herramientas que sin duda nos ayudarán a querernos y valorarnos. Y a poder afrontar la incertidumbre de nuestros yos futuros con fuerza y determinación, no solo en lo profesional sino también en lo personal y en ese espacio de nuestra mente que se libera y expande durante un instante atemporal justo al final del día cuando nos tumbamos en la cama y el silencio es lo único que nos acompaña.

 

Alfredo L.C. (Equipo de comunicación LEES Santa Lucía de Tirajana 2020)