Mamá convergente

 

En la coyuntura de nuestro mundo, existen mujeres, madres a su vez, que compaginan su vida familiar con su vida laboral y su vida social. Hablamos de conciliación, de emprendimiento, de feminismo, de gestiones digitales, de autoestima, en definitiva de múltiples cuestiones que se ven afectadas por limitaciones de igualdad y de derechos de la mujer que llegan a obstaculizar la gestión de su profesionalidad y su maternidad, por lo que se han convertido en una cuestión global de todos y todas.

“Convergente” es el encuentro de dos o más líneas, cosas o situaciones que parten de lugares diferentes. La mujer de nuestra sociedad actual usa su razonamiento lógico para llegar a una solución en tiempo real que le permita dar respuesta a todos estos intereses y necesidades que hacen de ella una “mamá convergente”. Ella es un talento social que impregna valores, habilidades y competencias en la organización  laboral, ya que muchas de las competencias transversales más demandadas por el mercado actual son parte indispensable de sus gestiones habituales que se suman a las competencias específicas del sector al que se dedica.

 La mujer de nuestra sociedad es “arquitecta de vida” ya que construye una realidad multidisciplinar en la que crece y proporciona crecimiento de distinta índole a quienes la rodean. Por este motivo queremos publicar hoy esta entrada dedicada a su rol social y profesional en un tiempo en el que aún escuchamos hablar de problemáticas como el techo de cristal o la brecha salarial.

¿Hasta cuándo encontraremos en algunas entrevistas de trabajo preguntas que enjuician la maternidad como factor condicionante para adentrarse en el mundo laboral? ¿Hasta cuándo nuestras heroínas sin capa tendrán que asumir por una cuestión de género determinadas limitaciones en su plan de carrera o discriminación en algunos procesos selectivos para acceder a cargos de gran responsabilidad dentro de las organizaciones?

Ni las empresas ni la sociedad debemos olvidar que el capital más importante que tenemos para desarrollarnos es el humano, por lo que es responsabilidad de todos valorarlo como tal en general, y  de las empresas en particular, crear, mantener y fomentar la motivación entre sus miembros además de integrar políticas de igualdad. Sin esto el crecimiento exponencial de las mismas carecería de sentido.

A las personas nos importa coincidir con la misión de una empresa, porque nos lleva a sentirnos  comprometidas con sus objetivos y seguras de la misma.  De esta forma interiorizamos el compromiso con la organización que a su vez denota compromiso social entre sus valores . Una parte importante del desarrollo de nuestra carrera profesional se basa en lo que nos hace sentir la misma, en cómo nos conduce hasta la autorrealización a través de la búsqueda de nuevos logros. Por ello antes de enfrentarnos a la elección de una empresa mujeres y hombres,  debemos buscar todo aquello que nos haga sentir orgullosos de pertenecer a ella y comprometidos con la misma. Desde nuestro equipo, para el que el compromiso social es fundamental, queremos hacer este llamamiento a la conciencia de organizaciones e individuos que formamos parte de este paradigma de empleo en constante evolución competencial y social.

No permitamos que la desigualdad de género siga dándose por barreras invisibles, poco conocidas y menos combatidas.