La Lanzadera cierra, los sueños siguen vivos

¿Se acuerdan de lo que dice nuestro lema? “20 sueños lanzados al éxito”… Despegábamos allá por marzo, y aunque el concepto del tiempo es tan relativo como cada ser humano por el que pasa, seguimos siendo 20 sueños. Del éxito hablamos luego. O ahora, si quieren, ¿por qué no? Hablamos de personas, y nosotros hicimos un equipo. “Algo” ha tenido que ver nuestra guía en este apasionante camino, Mar Quintero, capaz de aunar al principio, orientar cada día, y conseguir siempre que veinte personas maravillosas formáramos un equipo increíble.


Nunca hemos perdido el norte, que no es otro que hallar el camino hacia la empleabilidad, y en ese proceso, que tiene un poco de peregrinación, de búsqueda –interior y exterior-, hemos ido dando pasos, hasta encontrar algo muy parecido a la mejor definición de éxito: ser la mejor versión posible de cada uno de nosotros. Ese es el mejor logro de esta Lanzadera de Salamanca 2019, que ahora termina su actividad.


Hemos tenido el lujo de contar con un programa cuya efectividad, sentido y diseño, merecen nuestro agradecimiento, y también una continuidad que permita que más personas puedan beneficiarse de algo así. Y parte de ese lujo han sido también las aportaciones de magníficos profesionales, que nos han ido dejando páginas de muy alto valor, dando sentido y coherencia al resultado final de este libro, que hemos ido escribiendo entre todos. Y no es del todo justo decir que es un resultado final, porque este es un libro abierto.


Una obviedad: la vida sigue. Lo que ha cambiado es nuestra manera de afrontar una situación tan compleja como es el desempleo. Esto, cada uno, lo hemos ido interiorizando de acuerdo a lo que llevamos en nuestra mochila de viaje. A uno puede haberle servido más la preparación de las entrevistas de trabajo; a otro, una buena presentación con un currículum adecuado, o mejorar las habilidades de comunicación, o la presencia en redes sociales, o ampliar la red de contactos… o un poco de todo, que nadie es perfecto, y un mucho de conocernos mejor a nosotros mismos, de valorarnos, de ser conscientes de nuestras capacidades y de cómo hacerlas valer en el mercado laboral, de manera más eficaz.  Nos ha ayudado mucho ser fieles a unos valores que nos impusimos como si de mandamientos se tratara, y eso es de las pocas cosas que no han cambiado. Quizá porque la calidad humana que nos hemos encontrado se ha hecho notar, evitando asperezas que pudieran haberse dado, y haciendo del compromiso y de la ayuda desinteresada al equipo un efecto multiplicador.


Equipo… De eso también hemos aprendido mucho, haciendo bueno el dicho de que un equipo es mucho más que la suma de sus individualidades. Así hemos funcionado y nos sentimos muy orgullosos del resultado. Por eso, ahora ya podemos afirmar que hemos cumplido con lo que dice José María Pérez, “Peridis”: "Las Lanzaderas son equipos de desempleados voluntarios, activos, visibles y solidarios". Quede constancia de nuestro agradecimiento, maestro: ¡con lo fácil que le hubiera sido quedarse en una viñeta crítica con el problema del desempleo…! Pero no, decidió ir más allá. Mucho más allá. Nunca le podremos agradecer lo suficiente haber “parido” este movimiento que son las Lanzaderas. Gracias también a la Fundación Santa María la Real, y a su increíble y comprometidísimo equipo que, día a día, hace posible que hoy estemos hablando de esto. Por supuesto, cómo no, agradecemos también a todas las entidades implicadas la ayuda que nos han proporcionado: Ayuntamiento de Salamanca, Diputación Provincial, Fundación Telefónica y Fondo Social Europeo.
 
Pero decíamos que la vida sigue, y ahora que toca hacer balance al cierre, cada uno escribirá su propio capítulo. Muchos de los compañeros lo harán en el empleo que han conseguido; todos, con la certeza de que estamos mejor preparados para encontrarlo, para dar lo mejor en cada puesto, en cada experiencia. Y esto no vale solo para el trabajo. Dejamos de reunirnos –y aquí no hablo de las cañitas, cenas, etc., ya me entendéis-… pero no de ser siempre EQUIPO. El último día de sesión fue emotivo -inevitablemente emotivo-, porque hemos compartido cinco meses de una aventura que tiene mucho también de personal, y como personas hemos contribuido mucho a sacar a flote lo mejor de nuestros compañeros, que ha sido mucho. Además en este día de cierre vinieron también algunos de los compañeros que no habían llegado al final, que pudieron acercarse para hacer más completa esta despedida, y volver a estar con ellos en este momento de “punto y aparte” nos hizo poner –a todos- un poco melancólicos. Esto de hacer balance –y además, por escrito, para que quedara constancia-, es lo que tiene.
 


Cerramos la puerta del aula; en cada mochila de viaje, una libreta en la que quedan mil páginas por escribir, mil sueños por contar. ¿Recuerdan nuestra presentación, al inicio? Pues ahora, con la certeza de que todo esto hace de todos y cada uno de nosotros un valor seguro, volvemos a decir…


¡Apuesta por nosotros y ven a conocernos!