IGUALDAD SUSTANTIVA: MÁS ALLÁ DE LA @ Y DE LAS CUOTAS OBLIGATORIAS

 

En los últimos años el discurso público sobre la Igualdad entre géneros se vuelve omnipresente, proyectando un alcance mediático desconocido hasta el momento; es por ello que sería conveniente utilizar esta visibilidad para preguntarse cuánto de verdadero tiene y en qué medida este discurso se queda o no en la superficie del problema.

El uso reiterativo de términos como igualdad de género, coeducación o corresponsabilidad por parte de personas y/o instituciones que conociendo de su importancia no lo sitúan como prioritario en su agenda política, económica y social, corre el riesgo de contribuir a la creencia de una igualdad efectiva, contribuyendo de este modo a perpetuar la desigualdad bajo la apariencia de que ya se alcanzaron los logros previstos.

El último informe publicado por Organismo de Naciones Unidas para las Mujeres “Transformar las economías para realizar los derechos” (2015), se refiere a la Igualdad sustantiva como aquella que se basa en un enfoque multidimensional y que abarca tres esferas interrelacionadas: “la corrección de la desventaja socioeconómica de las mujeres; la lucha contra los estereotipos, el estigma y la violencia; y el fortalecimiento del poder de acción, la voz y la participación de las mujeres”.

Mi pretensión es poner en valor este concepto porque los cambios duraderos y estables no se miden en el uso de la @ cuando hablamos de lenguaje inclusivo, ni tan siquiera en las cuotas obligatorias cuando nos referimos a la representatividad en la toma de decisiones por parte de mujeres a nivel empresarial.

El informe antes referido destaca que “Incluso en aquellos países en los que se han adoptado leyes sobre igualdad de género, las desigualdades profundamente arraigadas, la existencia de normas sociales discriminatorias, así como los patrones de desarrollo económico dominantes pueden socavar su aplicación e impedir que tengan efectos positivos”. Las transformaciones por tanto, se producen cuando se logra deconstruir prejuicios, estereotipos y creencias sociales que reproducen desigualdad.

Corresponde a profesionales que trabajan, aplicando la perspectiva de género en múltiples áreas teórico-prácticas, visibilizar aquellos indicadores que permiten evaluar si efectivamente estamos implementando las medidas correctas para contribuir a una igualdad real.

Los indicadores de género al igual que otros items o medidores, son utilizados para evaluar el grado de consecución de los objetivos propuestos en planes, programas o proyectos, prestando especial atención a las diferencias que pudieran producirse entre hombres y mujeres, en sentido negativo, produciendo desigualdad de un sexo frente a otro. El análisis de estos datos nos dará información para conocer si existe o no inequidad entre géneros y lo más importante, a qué es debido.

Por último, referirme al sector empresarial y su posibilidad de contribuir a reducir las brechas de género en sus respectivos sectores, a través de la inclusión de Planes de Igualdad en las empresas, el desarrollo de medidas que favorezcan la conciliación familiar y laboral o la formación específica de su sector desde una perspectiva de género. Sin duda contribuirían a la Igualdad sustantiva, siendo un ejemplo de responsabilidad social y empresarial.

 

                                                   ALICIA DUEÑAS MORILLO

                         Miembro de la II LANZADERA DE EMPLEO DE ALMERÍA

                         Licenciada en Sociología. Experta en Intervención Social.