Historias LEES

Aquí os dejamos con un gran final. El reflejo y el sentir de los lanzader@s a su paso por la I Lanzadera de Empleo y Emprendimiento Solidario de Valladolid. Vivencia, sentimientos, sensaciones...puntos de vista muy particulares en los que cada integrante ha plasmado su puntos de vista sobre un proyecto que se ha extendido durante 5 meses y en el que se ha sembrado para recoger a corto y medio plazo. Aquí os dejamos con ellas:

Un problema mayor: desempleo. Una idea brillante: proactividad solidaria. Una solución superlativa: Lanzaderas. Algo así es lo que hubiera planteado en su cabeza Jose María Pérez  “Peridis” cuando ingenió las Lanzaderas de Empleo y Emprendimiento Solidario. De una situación negativa tan fea ideó un planteamiento que superaba con creces a cualquier panorama desolador... y lo convirtió en realidad. Quién sabe si el hecho de recrearlo en base a una forma de vida estuviera incluido, también, en su primer decálogo del proyecto.

Sea así o no, lo cierto es que la Lanzadera llega a representar verdaderamente una forma de vida para los participantes. No es solo el hecho de trabajar para encontrar trabajo. No es solo el hecho de crear una sinergia tan sumamente potente y unos lazos tan sumamente fuertes para afrontar adversidades. No es solo el hecho de congeniar un grupo para que sea un equipo que vaya de 0 a 100 desde el comienzo con 20 personas. No es solo todo lo anterior, que también. Es el hecho en sí de cómo asistir cada día a las sesiones. Con motivación y con ilusión. En definitiva, con actitud. Con la que vivimos, con la que afrontamos los problemas, con las que apoyamos a los demás. Aquello que forma parte tan intrínsecamente de nuestra vida. Tan innegable como vital. Tan inseparable como profunda.

Con actitud, aunque se pierdan batallas, finalmente se puede ganar la guerra. No puedes pensar en la derrota si todavía no ha llegado. Por eso, la Lanzadera representa esa forma de vida. Asistir por y para los demás, de manera solidaria aunque con ese pequeño toque, muy necesario, de egoísmo interesado. Solidarios pero no tontos, como diría aquel. Las sesiones forman parte de nuestra vida. De la misma manera que lo forman los Team Building, las palabras de ánimo, los piropos desinteresados. 

Si la fe mueve montañas, lo que mueve a la fe es la actitud. Hasta ese punto es importante. Por ello, esa actitud de hacer de la Lanzadera una forma de vida no está registrada en ningún requisito ni forma parte de ninguna norma. Es una ley no escrita, un juramento de nobleza, un pacto grabado a fuego. Y como todo en esta vida, nunca nadie alcanzó a coger la rosa más bella sin antes esquivar las espinas a través del largo tallo.

No sé si todos saldremos de aquí con un empleo. Lo que puedo asegurar es que el programa Lanzaderas representa una forma de vida. Como la propia existencia vital: con lo bueno y también con lo malo. Con alegrías y penas; abrazos y disconformidades; pero sobre todo con ánimo y actitud. Que la ofreces tú y que la recibes del resto. Pero una forma de vida al fin y al cabo. Una que volvería a vivir.

Por: Jerónimo Díez Gómez

 

Es difícil definir con una sola palabra el conjunto de la Lanzadera de Empleo. Si tuviera que decir aquella, que ha tenido más peso y que a día de hoy se sobrepone a todas las demás es la  palabra REFUERZO.

Refuerzo personal y profesional. En el terreno emotivo, yo lo definiría como un motor que ha elevado mi autoestima a la máxima potencia y que sigue abriendo hueco para elevármela día a día mucho más.

Llevado al símil, diría que una persona ha encendido ese motor y lo conduce diariamente en la búsqueda de necesidades y en el proceso de cubrirlas. La gasolina la forman mis compañeros que día a día inyectan mediante el trabajo en equipo un reconocimiento a mi experiencia, a mis saberes y a mis competencias, el cual me motiva y me incita a superarme.

En el terreno laboral, me encuentro más fuerte, más potente, más visible, SÉ LO QUE BUSCO, SÉ LO QUE QUIERO Y AHORA SÉ CÓMO LLEGAR A ELLO.

La Lanzadera se ha encargado de cogerme de la mano y de mostrarme el camino, que conoce muy bien y esto, me hace sentir respaldada.

“Lo mejor está por llegar”, me quedo con esta frase y confío en que se hará realidad en un corto plazo, pero sé también que lo vivido ha sido una gran oportunidad. He sido elegida para formar parte de este gran proyecto y solo eso, ya me hace y nos hace ser muy grandes.

Por:  Irene Hernández Toquero

 

Acercándonos al final de nuestro proyecto, me gustaría compartir con vosotros la emoción que sentí el día que Cristina, la coordinadora, nos llamó para comunicarnos que finalmente habíamos sido seleccionados para formar parte del Programa Lanzaderas en Valladolid. 

No olvidaré esa tremenda sensación que me recorrió el cuerpo cuando recibí la gran noticia. A día de hoy sigo sin saber si fue por pensar en la gran suerte que había tenido, por participar en un programa de tal envergadura, o simplemente por el hecho de saber que al menos durante 5 meses iba a sentirme útil y realizado y, con suerte, hasta conseguir un trabajo.

Estoy orgulloso de poder afirmar que, lejos de rendirnos por no haber logrado ese objetivo final tan codiciado por todos, he observado cómo las personas que forman este equipo siguen luchando día a día por mejorar y sacar lo mejor de sí mismos para compartirlo con los demás. 

Pues bien, aunque siga sin trabajo, a día de hoy puedo decir que he cumplido mi objetivo. Y es que he conseguido sacar tanto de las personas y he aprendido tanto de todos vosotros que me parece justo agradecer en estas líneas a todo mi equipo el que hayan hecho posible mi crecimiento personal y profesional.

GRACIAS A TODOS.

Por: Sergio Pérez García

 
 
Es increíble como el azar pude cambiar un estado de ánimo.

Gracias a mi padre pude hacerme eco del Proyecto Lanzaderas y llegar a formar parte de este gran grupo de personas.

Cuando crees que todo te va mal, que las rachas negativas no hacen más que prolongarse en el tiempo, siempre hay un "algo" que te hace sonreír.

En mi caso ese "algo" son cada una de las personas, que no solo se preocupan de ayudarte a encontrar un trabajo, sino que se preocupan por ti , como persona.

Me lo transmitieron muchos días desde que este proyecto arrancó, pero más si cabe a mi regreso a las sesiones tras una interminable ausencia.


Volver y descubrir el afecto, el cariño, las ganas de darme una GRAN BIENVENIDA, fue una sorpresa emocionante que jamás olvidaré.

No sé si conseguiré un trabajo, lo que si sé es que me llevo una gran experiencia y personas que valen mucho la pena.

Por: Elena Alonso Guerrero

 
 
Corría por aquel entonces el verano de 2013 en el norte palentino. Días frenéticos, prisas demasiado urgentes y una vorágine de actualidad y noticias que acaba por absorberte aunque no lo desees. En ocasiones la información, con tanto ruido y exceso, acaba volviéndose en contra de sí misma y de ti mismo.

Sin embargo, por suerte, aún conservo una pequeña dosis de capacidad analítica que me permite distinguir la fuerza de una noticia: ‘La Fundación Santa María la Real pondrá en marcha su I Lanzadera de Empleo en Aguilar’. Curiosa información, cuanto menos, e incluso arriesgada propuesta en una zona acostumbrada a conceptos más tradicionales en lo referente a la búsqueda de empleo.

A medida que avanzaron los meses y a través de colaboraciones de la lanzadera aguilarense en el medio en el que trabajaba, pude comprobar que todo lo que había detrás de este proyecto contaba con una base sólida y una metodología de trabajo muy definida. Su ideólogo no iba de farol. A día de hoy los datos hablan por sí solos.

Hoy soy yo quién está al otro lado padeciendo los sinsabores del desempleo y, paradojas de la vida, formo parte de aquello sobre lo que informaba en su día. De nuevo, y una vez más, he dado con mis huesos en Valladolid, un lugar del que nunca he conseguido ni conseguiré irme realmente.

Lanzaderas no era algo desconocido para mí. Sabía a dónde venía, sabía qué podía aportar y qué me podía encontrar. Lo que desconocía era qué iba a recibir.

Aquí, más allá de las impresionantes habilidades y competencias profesionales de mis compañeros, me he encontrado fundamentalmente PERSONAS; gente con IDEAS e ILUSIONES que ríe, sueña, sufre, llora, que se entrega con pasión por lo que hace, y que está volcada en defender algo que es de TODOS por todos y para todos. Logrado o no el objetivo de la inserción laboral siempre estaré en deuda porque siempre he recibido más de lo que he dado. Cada aportación individual tiene un retorno que se ve multiplicado exponencialmente por 20.

Me hablaron de Lanzaderas, pero no me hablaron del valor humano de muchas de las personas que la integran. Y más allá de contactos profesionales, a buen seguro que me llevaré de aquí AMIGOS. Ahora, más que nunca, más allá de confiar en el TALENTO, es el momento de CREER en la GENTE.

Por: Sergio Gutiérrez Fuente.