Ha llegado el final: cerramos ciclos, trazamos caminos

¡Ahora sí! finalizó la Lanzadera de Santa Lucía 2019. Podríamos decir la típica frase que dicen todos los PADRES: ¡Cómo ha pasado el tiempo, madre mía cómo han crecido!, solo que esta vez hemos sido nosotros los que hemos crecido.

EN ESTA EXPERIENCIA DE VIDA, hemos pasado por muchas etapas, primero exploramos el autoconocimiento a la vez que trabajábamos para convertirnos en un equipo, absorbimos información, luego la llevamos a la práctica, sociabilizamos con nuestro entorno, colaboramos con nuestros compañeros y gente de fuera, salimos a la calle a conocer el mundo empresarial, hicimos una piña de amigos y el resultado ha sido maravilloso: adultos felices y preparados para enfrentar retos en la vida, quizá uno de los más complicados, la EMPLEABILIDAD.


Cuando llegamos éramos un grupo de 20 personas, que, siendo francos... pensábamos con un poco de morro “bueno, después de tanto buscar empleo, ya como autómatas casi, y teniendo como resultado casi siempre la frase ¡Han descartado su Currículum! (que antes de abrir la candidatura, cruzábamos los dedos para no volver a leer) pues de esta... vamos a ver si aquí nos buscan un trabajito… que se llama Lanzadera de Empleo ¿¿¿No??? “

¡Pues SÍ que nos lanzamos SÍ!, pero a recuperar lo que en muchos casos habíamos perdido: la autoestima, nuestra esencia, la capacidad de darnos cuenta que esas 20 personas que formaban el equipo, estaban en la misma situación y que por tanto, ya no era el universo que conspiraba contra ti el motivo de tu situación.  Comenzamos a pensar que podríamos estar haciendo las cosas mal, y solo era responsabilidad nuestra que la situación cambiara, pero ¿cómo cambiarla?, ¡¡¡pues empezando a saber lo que queríamos en realidad!!! No es cualquier empleo el que necesitamos, es un empleo para nosotros, justo el que queremos desarrollar, así que partimos de la base del autoconocimiento y autoconfianza para volver a encontrarnos y, diseñar una estrategia más eficaz que nos condujera al éxito.

 En este camino con mayúsculas que hemos recorrido, a base de mucho esfuerzo personal, trabajo, estudio y algún que otro desfallecimiento, (porque vamos a ser sinceros, no hay recompensa y cambio real sin sacrificio y alguna caída que otra), hemos podido incluso ayudar a personas con un proyecto enriquecedor y solidario como los talleres de empleabilidad que hemos impartido en asociaciones vecinales de nuestra ciudad, también a alumnos de distintos PFAES y a personas que acudían a Cruz Roja. También compartiendo conocimiento a través de las redes mediante tips y contestando a personas que nos pedían ayuda. ¿Quién nos diría a nosotros (los iniciales aprendices) que podríamos hacer algo así? Hacer este tipo de cosas nos llevaron a redescubrir lo bien que sienta sentirnos útiles en nuestra sociedad.

Si hay otra cosa de gran valor aprendida, es la máxima “ES MEJOR COMPARTIR QUE COMPETIR”.

Con esta filosofía hoy la mayoría de nosotros hemos conseguido nuestro objetivo, otros han podido acceder a formación que les hará estar más preparados para optar al empleo que buscan. Cada vez que compañeros salieron del grupo, parecía que algo faltaba, que se quedaba un vacío en sus lugares, estaba claro que ya habíamos construido lo que llamábamos una “red de apoyo” en la que el feedback de todos era igual de importante. Para los que hoy seguimos trabajando en nuestro sueño, sólo es cuestión de tiempo llegar a la META.


No podemos terminar nuestro último artículo sin nombrarla a ELLA, nuestra inyección de adrenalina diaria. Aún recordamos el primer día que la vimos, esa sonrisa que desprendía energía y empatía, no había forma de sentirse desmotivado, la escuchabas hablar a mil por hora y con tanta pasión, que terminabas el día diciendo… Venga, Venga ¡que PODEMOS con todo!. Así llego a nuestras vidas Yamila González Romero, nuestra Técnico en Lanzadera de Empleo de Santa Lucía 2019, donde sin duda junto a ella hemos aprendido a aprender.