Lo que me ha llevado a ser monitora de niños en su tiempo libre es sentir la importancia de que, igual niños que adultos, debemos tener unos valores que sean nuestros pilares a lo largo de la vida.
Desarrollar habilidades motrices y despertar su creatividad. Aprender valores y fomentar las emociones mediante el juego. Potenciar la autonomía personal desarrollando su propia identidad. Transmitir cercanía, confianza y sensibilidad. Todo esto hace que los niños estén alegres y saquen su mejor sonrisa.
Me defino como una persona empática, perserverante, con alta capacidad de comunicación y escucha activa.
Con la experiencia que he adquirido en las diferentes escoletas de Navidad, Pascua, y periodos estivales, me he dado cuenta que trabajar con los niños me hace sentir realizada y feliz, porque me sorprenden constantemente y disfruto jugando y aprendiendo con ellos.