Escribir textos publicitarios es un placer, además de una actividad altamente adictiva. Una tarea que exige lo mejor de uno mismo e idónea para personas que adoramos la creatividad, la eficiencia y por supuesto la innovación.

Desde temprana edad sentí una curiosidad - poco común - por esta profesión, que me ha conducido, irremediablemente, a la lectura de obras referentes en el sector como "El libro rojo de la publicidad" de Luis Bassat o "Manual del redactor publicitario" de Mariano R. Castellblanque. Obras que sin ninguna duda, han sentado las bases de mi propio estilo de escritura y que me han enseñado criterios tan esenciales como la humildad.