Dinámica de los Miedos


Bajemos la intensidad de la luz en la Lanzadera. Fuera está muy nublado, amenaza tormenta. Negras sombras se mueven furtivas a nuestro alrededor y proyectan escalofriantes siluetas sobre las paredes de la Lanzadera. Sin duda han sido convocadas por nuestro coordinador. ¿Estáis preparados? Hoy os vamos a contar a qué teme esta Lanzadera, hoy os presentamos … La dinámica de los Miedos…


Perdonar pero no hemos podido sustraernos al hecho de personificar los miedos, generando un clásico ambiente en nuestra introducción. Pero en cierta forma, es así como funcionan, así los personificamos, los hacemos reales a nuestro alrededor. Los invocamos desde nuestro interior y ellos oportunos aparecen. Son muchas y en muy distintas situaciones de nuestro quehacer diario en las que sentimos su punzada. Los hemos despertado. A veces tan solo con nombrar una palabra. Crisis. Terrorismo. Paro. Cada uno tiene sus demonios asociados y en cada uno se pueden manifestar de formas muy diferentes. Menos mal que no podemos verlos, aunque sí que sentimos su presencia.

En este caso la Dinámica a la que nos enfrentamos nos hablará de los miedos de la Lanzadera, de los miedos que todos tenemos y como son enfocados, en este caso, al mercado laboral.  Pero cuidado, muchas veces no sabemos cómo identificarlos y nos confunden.

El miedo es una poderosa arma de defensa de nuestro organismo. El simple hecho de sentirnos amenazados afina todos nuestros sentidos y desata una poderosa respuesta química en nuestro cuerpo que nos prepara para defendernos o para huir ante una situación inesperada o de peligro. Un pequeño secreto sobre este tipo de miedos: Generan estrés y atentos, son altamente tóxicos. Si, compañeros, los expertos a estos temores profundos y continuos los llaman estrés y a su precursor, ¿Lo adivináis? Sí, es  El miedo. El miedo es uno de los gatillos que lo disparan. Este estrés al que me refiero, es una respuesta continua y sin control del organismo a una amenaza o situación peligrosa inexistente. Somos prisioneros de una dinámica de vida, en la que vemos el peligro por todos lados y sufrimos las consecuencias de un mecanismo biológico de defensa que nuestro cuerpo ha concebido para tan solo durar unos segundos. ¿Dónde está el verdadero problema en todo esto? Que no somos capaces de desconectarlo. Esas respuestas químicas continuas circulando por nuestro organismo en espera de un ataque o de una huida, no son eliminadas y son las que generan las toxinas que a la larga nos enferman y debilitan, convirtiendo el mal imaginario en real. Hay que identificar estas situaciones, hay que aprender a controlarlas.  

Pero tranquilos, nosotros hoy, no vamos a hablar de esos miedos tan poderosos que son capaces de anular nuestra identidad y retrotraernos a la esclavitud. Vamos a hablar más que de miedo, de temores, de sensaciones más o menos intensas que pueden afectarnos según su intensidad  en nuestra vida laboral. Como ves, no hemos dicho miedo, hemos dicho temor y es que  hay muchas formas de nombrar al miedo y depende muchas veces del grado o la intensidad en que lo sintamos para que usemos unas u otras palabras para nombrarlos: temor, pánico, terror, o simplemente desconfianza. Todos ellos han nacido de una misma raíz dentro del mismo mal. La Inseguridad. Es la falta de confianza en nuestras posibilidades, las que muchas veces dan vida a nuestros miedos. Dependerá entonces de la importancia que les demos, la intensidad con que los sintamos o como afrontemos nuestras malas experiencias y errores las que determinarán si algunas situaciones incómodas o desagradables serán percibidas como traumáticas, sin serlo. El escenario estará entonces preparado, con el tiempo y la persistencia en no superar esas inseguridades y en huir de ellas, las habremos hecho evolucionar a complicadas y dañinas obsesiones que a la larga nos harán variar nuestro comportamiento y afectarán negativamente a nuestras vidas.

Ánimo, que las hemos desenmascarado. Hay que superarlas antes de que se desaten del todo. Hay que afrontarlas  cuando sólo son eso, pequeñas manías superables, pequeños errores.

El miedo a hablar en público, a una entrevista de trabajo, miedo al rechazo, miedo a no estar a la altura, a la confrontación, a no saber decir no. Miedo al fracaso. Todas ellas Inseguridades al fin y al cabo que nos atenazan y ralentizan en nuestra vida y que no son tan distintas del miedo a pasar por debajo de una escalera, a cruzarse con un gato negro o esperar resignados siete años de mala suerte por romper un espejo. Pero, un momento, eso son ridículas supersticiones, no miedos ¿verdad?. O quizás deberíamos llamarlos temores en su estado más básico y por ello fácilmente controlables.

La gran mayoría de eso a lo que llamamos problemas son tan sólo situaciones normales que en su gran mayoría se dan a diario y que se solucionan mejor sonriendo y aceptando el error, lo incómodo, o el desafío, que escondiéndose de ellos el resto de tu vida debajo de la cama.  Quizás están todas conectadas, miedos, manías y supersticiones. ¿Tú qué opinas?.

En esta Lanzadera combatimos estos miedos afrontándolos, transformándolos en fortalezas. Hablando de ellos entre todos. Desde este mismo momento ya somos conscientes de que no hay que dejarlos evolucionar. Reconocer a tiempo un miedo y afrontarlo es el comienzo para superarlo para darle la vuelta y desactivarlo. Si no podemos acabar con todos nuestros miedos al menos somos los que mejor les conoceremos, viven en mí y soy su dueño. Que hagan lo que tú quieras, así conseguirás convertirlos en poderosos aliados. Convertirlos en Esperanzas.

Para saber más sobre la Lanzadera de Alcalá - UAH : lanzaderaempleouah.wordpress.com/