Carta de Despedida de un Lanzadero Cualquiera

 

     "Noviembre de 2016. 20 desempleados. Un objetivo común: el empleo." Así comenzó la Lanzadera de Empleo de Coria del Río. Ninguno de nosotros tenía claro cuando entró cómo abrirse paso en el mundo laboral. La mayoría hacíamos lo típico: imprimir CVs mal hechos a mansalva y repartirlos por las tiendas y locales de nuestro barrio. No éramos conscientes de cuántas vías teníamos a nuestra disposición para conseguir al menos una entrevista, pero con la ayuda de Paula, nuestra técnica, todo eso cambiaría antes de que nos diéramos cuenta.

 

     No entramos todos a la vez y buena parte éramos completos desconocidos para los demás; y aunque eventualmente nos fuimos haciendo más cercanos, tardamos bastante en darnos cuenta de nuestro potencial como equipo.

 

     Decidir y dar forma a un logotipo, una marca que nos representara como Lanzadera, fue nuestra primera decisión como grupo. Ahora miramos atrás y, tras compararla con nuestra toma de decisión de esta misma mañana, uno no ve parangón. Aunque he de reconocer que incluso a día de hoy, a pesar de ser capaces de funcionar mejor que cualquier otro equipo, en nuestras asambleas resalta el carácter individual de cada uno de los miembros. Con todo lo dicho en consideración, creo que esto nos confiere un carácter único y diferente.

 

     Empezamos con dinámicas para promover no sólo el trabajo en equipo, sino también un ambiente agradable. Casi familiar. Era importante dejar claro que en este proyecto no éramos rivales, sino compañeros. Se nos formó en auto-conocimiento, esencial para empezar a trabajar tanto nuestro perfil profesional como nuestra marca personal, de la que hablaríamos más adelante. Aprendimos a redactar, personalizar y adaptar nuestro CV a cualquier empresa sacándonos el máximo partido, con total sinceridad y destacándonos entre los demás. Al mismo tiempo, fuimos profundizando en valores y competencias profesionales, vitales para identificarnos no sólo con cualquier empresa a la que optemos, sino con nosotros mismos.

 

     Nos desglosamos a través de herramientas como el DAFO y el CANVAS, pues al final somos un producto para las empresas y no podemos vendernos sin conocernos bien. Sacamos a relucir nuestras fortalezas y aprendimos a darle la vuelta a nuestras debilidades. Además, al estudiarnos a nosotros mismos nos dimos cuenta de cómo nos ven los demás, de cuál era nuestra marca personal y cómo debíamos enfocarla y mejorarla. Entendimos la importancia de nunca dejar de formarse. Nunca dejar de reciclarse. Nunca dejar de aprender. Nos formamos en importancia y uso de RRSS, mailing, networking, inteligencia emocional, entrevistas, etc., a través de webminars, charlas, sesiones y eventos con profesionales de todos y cada uno de estos campos para ponerlo en práctica en entrevistas de trabajo, a través de dinámicas y en la búsqueda de empleo. Tan intensa ha sido nuestra formación que en más de una ocasión hemos tenido que decir "Pfff, ¿Otra vez una sesión sobre esto?" Y lo mejor es que, por muchas veces que viéramos lo mismo, siempre se aprendía algo nuevo. Cuando ya estuvimos listos, cuando por fin nos pulimos a nosotros mismos y definimos nuestros objetivos, nuestras metas, llegó el momento de salir de nuestra zona de confort y empezar a intermediar.

 

     El estudio de mercado empezó. Focalizamos las empresas que más nos interesaban y comenzamos a contactar con ellas para acordar intermediaciones. Al principio no fue fácil organizarse: probamos a repartirnos por departamentos (Dpto. de Comunicación, de Formación y de Empleo). Cuando no funcionó decidimos repartir tareas entre todos. Seguíamos teniendo algunos problemas, pero fue más efectivo. Eventualmente empezaron a surgir las entrevistas de trabajo. Aquí nos dimos realmente cuenta de lo importante que es estudiar de antemano las empresas a las que optamos y a sus respectivos entrevistadores, pues ir preparado para una entrevista te asegura la mitad del éxito. Varias entidades y responsables de RRHH nos visitaron durante esta etapa para explicarnos sus diferentes procesos de selección, aprendiendo de este modo a través de su feedback a afrontar distintas entrevistas de trabajo. Debíamos ser constantes, no quedarnos sólo en el primer contacto. Si pasada una fecha prudencial las empresas no nos respondían debíamos volver a contactarlas, así como agradecer por correo cualquier entrevista que realizáramos. Dichas empresas debían ver que mostrábamos un interés constante. Muchos de nosotros ya trabajan, otros están a punto; y los que falten ahora sabrán qué deben hacer.

 

     Hoy, en nuestro penúltimo día de Lanzadera, redacto mis opiniones y las de todos mis compañeros y compañeras. Éstas son nuestras experiencias, nuestras conclusiones. Hemos crecido personal y profesionalmente. Hemos abandonado nuestra zona de confort. Algunos incluso sienten que ahora que hemos cogido buen ritmo, ahora que tenemos más intermediaciones que nunca, la Lanzadera se acabe. Pese a ello, celebramos el triunfo de cada uno de nuestros miembros contratados como si fuera nuestro. Y dudo que los que aún seguimos aquí estemos mucho más tiempo cruzados de brazos, pues nos vamos mucho más sabios y con una nueva cartera no sólo de contactos, sino de amigos.

 

     Gracias a todos y cada uno de vosotros. Gracias por estar ahí durante todos estos meses. Gracias por dejarme aprender de vosotros y gracias por aprender de mí. Gracias a nuestra técnica por no rendirse con nosotros, pues a pesar de que muchos profesionales nos hayan felicitado por ser una Lanzadera participativa y motivada, también es cierto que hemos dado más de un dolor de cabeza. Gracias a todos los que habéis hecho posible esta gran oportunidad. Gracias de todo corazón.

 

Firmado,

 

Un lanzadero cualquiera.