Ultima entrada, despedida y cierre

Después de escribir la última entrada de blog de la lanzadera el autor levanta la mirada del teclado y mira atentamente a su alrededor, observa a los compañeros que no pudieron cumplir el cometido original de la segunda edición de la lanzadera de empleo de Alcalá de Guadaíra, compañeras y compañeros que navegaban por la red buscando ofertas de empleo de diversos tipos, buscando no solo para ellos mismos sino para todos, si algún puesto vacante podía ser cubierto por alguien de la sala se le avisaba –mira, este trabajo podría interesarte- y se iniciaba una conversación de pros y contras. La camaradería forjada durante cinco meses tenía su santuario en la segunda planta del antiguo correccional para aquel grupo de veinte personas que no se conocían de nada, la mirada pasaba alternando entre los que quedaban y las sillas vacías de los que se fueron, aquellos que cumplieron su objetivo, aquellos que encontraron su camino, la vida de la segunda lanzadera se desvanecía, su tiempo llegaba a su fin, el aciago final estaba cerca pero aquello no era malo, solo era otro paso en el camino de todos, todos aprendimos, recetas enriquecedoras de nuestra vida diaria, no solo temas relacionados con el trabajo. Pero lo más importante que se vivió allí, sin duda fue la amistad, lazos invisibles que se crearon entre gente dispares, todos sabíamos que cuando la puerta del aula se cerrara sería la última vez para ellos. No se volverá a abrir, pero otra puerta no literal se abrirá, el camino de la vida seguirá adelante y todos los que nos conocimos allí seguiremos sin rendirnos, con ilusión ante el incierto futuro, deseando encontrarnos fuera de aquel lugar y decir a quien nos encontremos que tenemos trabajo y deseando con toda el alma que la otra persona también esté contratada. La tristeza se abría camino en los corazones a la par que la esperanza, sabiendo que aunque no volveríamos a tener la rutina de vernos seguiríamos siendo buenos amigos, recordando las sonrisas, los ánimos, la lealtad, el optimismo, la gratitud, o el afecto, aquello que nos hace nosotros, nos iremos sabiendo que nuestros valores serán nuestro éxito.

 

Autor Daniel Pérez Sánchez

En cariñoso homenaje a mi gente de la lanzadera