Mi Camino Lanzadero, por Reyes Burgos

“Ilusionada, expectante, afortunada, contenta,...” forman parte de los “apellidos” que nos pusimos en la primera dinámica que hicimos al entrar a formar parte de esta experiencia tan innovadora.

Cinco meses han pasado ya desde aquel día que recuerdo con tanta nostalgia, donde los nervios, por no saber a qué me enfrentaba, me invadían dificultando el sueño de la noche previa.

A pesar de que se nos avisó en la reunión de selección de participantes de que esto no prometía un empleo para cada uno de nosotros, en el fondo, todos pensábamos que de aquí saldríamos trabajando. Era nuestra esperanza, nuestra ilusión ese primer día donde empezamos a formar equipo.

Lo que jamás me imaginé fue que este proyecto pudiera aportarme tanto sin llegar a darme un empleo. Me ha hecho conocerme mejor y tener más confianza en mí misma. Mis virtudes son fáciles, las conocía, pero mis defectos pasaban desapercibidos en mi día a día, o quizás no quería verlos. En la lanzadera he aprendido a aceptarlos y capotearlos de la mejor manera posible. Creo que me he superado personalmente. He sido una de las participantes que ha pasado de la ilusión a la decepción, pero que gracias a la perseverancia y la cabezonería que me caracterizan supe resurgir y hacerlo dando lo mejor de mi. Ilusionandome de nuevo y apostando por el proyecto. Estoy orgullosa de mi paso y de haber pertenecido a la primera Lanzadera de El Puerto de Santa María, aunque el hecho de ser los pioneros en nuestra localidad nos haya supuesto dejar pasar alguna oportunidad. A los futuros lanzaderos les aconsejaría que se apunten a todos los eventos que pasen por su camino, de todos se saca algo positivo, que sean participativos, que dejen la vergüenza en casa y sean esponjas. Aprended de cada día, de cada dinámica, de cada taller…

En estos cinco meses he crecido mucho más profesionalmente que en 3 años en paro. Y con esto me quedo.

Gracias María José y gracias a esta organización por promover esta oportunidad única e irrepetible.