Entrevista a nuestra Coordinadora María Senra

 

 

¿Cómo han sido estos cinco meses de trabajo en la primera Lanzadera de Puente de Vallecas?

El camino comenzó el pasado 2 de diciembre de 2015 y han sido cinco meses intensos de formaciones, autoconocimiento, trabajo en equipo, emociones,  actividades múltiples, organización de eventos, intermediaciones, visibilidad en medios… Cinco meses en los que todos hemos aprendido de todos y todos hemos aportado algo al equipo.  Han sido cinco meses muy enriquecedores y sin duda una experiencia muy satisfactoria e inolvidable. Hemos crecido todos como personas y profesionales.

 

¿Qué te llevas de las personas del equipo de Lanzallekas?

A modo global me llevo un gran equipo de personas y profesionales,  EQUIPO con letras mayúsculas.  Me llevo su inmensa curiosidad y sus ganas de saber. La solidaridad y compromiso.  Tienen grandes ganas de conseguir sus metas y luchan por ellas. Se han complementado muy bien entre ellos y además han tenido una gran unión para todos los objetivos que se marcaban o marcaba la marcha de la Lanzadera.

 

 De tantos momentos que hemos pasado en la lanzadera. ¿Cuáles destacarías en los que vieras la progresión del equipo?

Al inicio de la Lanzadera casi todos venían con el ánimo bajo, con la sensación de que ya lo habían hecho todo, incluso sus propias competencias hablaban de que estaban mermadas. Fueron muy receptivos con todo aquello que íbamos probando, dinámicas de inteligencia emocional y cohesión de equipo, y en la fase de autoconocimiento, algo muy demandado por ellos y gracias a la retroalimentación del propio equipo, empezaron a descubrir y empoderarse día a día.  Cuando empezaron a trabajar por departamentos, empezaron a coger autonomía y seguridad con un trabajo continuo de reforzar y descubrir competencias. Cuando han tenido que hacer alguna intervención ya haya sido en medios, hablar en público, intermediaciones con empresas,  en algún evento, etc., han puesto en valor lo grandes que son.   Y  su puesta en valor y compromiso en  la organización de eventos como  fue el acto solidario, un día súper bonito y en la organización del foro profesional “Millennials”,  pusieron en valor todo lo aprendido estos cinco meses y brillaron con luz propia. Sin duda están en el maravilloso camino de ser la mejor versión de uno mismo.  

 

¿Qué has descubierto a título personal durante estos meses en Lanzallekas?

He reforzado mi ilusión y mis ganas por seguir acompañando a las personas en su proceso de desarrollo o cambio. He aprendido de todos ellos de manera global y de manera individual. Siempre, siempre te llevas algo y mi valoración es muy positiva y enriquecedora.  Darles las gracias a cada uno de ellos por su confianza y respeto, gracias por todo lo que han aportado y todo lo que me llevo de ellos. Gracias Equipo, ya sabéis que esto no es un adiós que seguiré a vuestro lado siempre que me necesitéis.

 

¿Por qué  crees que la Inteligencia Emocional es tan importante?

Para mí la Inteligencia Emocional es uno de los pilares que me acompañan en mi vida personal y profesional. Creo en la Inteligencia Emocional como una habilidad que todo el mundo puede desarrollar y es tan importante que debería ser considerada como materia obligatoria desde el colegio de la mano y tan importante como las matemáticas y lenguaje. 
La Inteligencia Emocional engloba muchas habilidades tanto Interpersonales como Intrapersonales pero todas parten de una buena gestión emocional.  Identificar, entender y manejar las emociones pero no sólo las nuestras propias sino las de los demás, es un paso a la toma de conciencia emocional. Y esa toma de conciencia nos da la responsabilidad y la voluntad de que queremos hacer con nuestras emociones y con las de los demás.
Un desarrollo de nuestra Inteligencia Emocional nos va a permitir vivir una vida con mayor confianza y seguridad. Tener una vida más exitosa en todos nuestros ámbitos de vida y afrontar los obstáculos de ésta desde un mejor enfoque. Ni que decir que nuestras relaciones sociales serán mucho más saludables. Poder ubicarnos en el punto de equilibrio, donde siempre deberíamos estar, siendo personas más serenas, sensatas y felices.