En algún lugar sobre el arcoíris

Las despedidas no suelen gustar. Son momentos amargos en los que el tiempo tiene el capricho de pararse y nuestra cara toma la expresión de tristeza contenida sabiendo la cabeza que debemos acabar un libro, pero con el corazón aún queriendo saborear la primera página. Es por eso que esto no es una de ellas.

 

Durante estos meses hemos aprendido y reaprendido el uso de distintas herramientas que nos serán muy útiles en nuestro objetivo final como es la mejora de nuestra empleabilidad y por lo tanto situación laboral.

 

Hemos aprendido a aprovechar nuestra creatividad, el poder de una comunicación evocadora, el uso de la tecnología, nuestras capacidades para poder contemplar el autoempleo, ampliar nuestros horizontes, la gestión del tiempo y a pasar de un modo teórico a un modo práctico la utilidad de nuestro cuerpo como herramienta comunicativa. Además, hemos podido potenciar otras capacidades tanto profesionales como personales.  

 

Como hemos apuntado anteriormente todo esto nos coloca en el arcoíris de la empleabilidad, con el contacto con empresas dispuestas a darnos una oportunidad para que al contrario que Eric Clapton nuestro sitio esté en el cielo del empleo y nos llueva la buena suerte como Phil Collins quería que le lloviera en uno de sus más reconocidos singles.

 

Nos despedimos, pero no nos confundamos; esto no es un adiós, sino un gracias. Tampoco nos vayamos a otro extremo como los chicos de The Calling y digamos que si pudiéramos estaríamos donde quisiera que vosotros estéis, o que nos gustaría echar el tiempo atrás de nuevo puesto que siempre recordaremos el viaje. Nunca olvidéis que toda despedida siempre va acompañada de un nuevo de partida.