1 de Mayo: la lucha por un empleo digno

Son numerosos los expertos que hablan de recuperación económica, nuevos niveles de crecimiento y superación de la crisis, pero los datos de la EPA (Encuesta de Población Activa) del primer trimestre del 2018, con 3.796.100 personas desempleadas – 249.000 más que el trimestre anterior- nos indican que queda mucho por hacer. En este contexto, las reivindicaciones del 1 de mayo llegan cargadas de motivos y razones en contra de esa tendencia global de precarización del mercado laboral. 

 

 

Probablemente, los trabajadores que salieron a las calles de Estados Unidos el 1 de mayo de 1886 para reclamar la jornada laboral en 8 horas, no pensaron nunca que su lucha se convertiría en uno de los pilares del movimiento obrero. Quizás no imaginaron entonces que sus gestos alcanzarían una gran envergadura posterior. Y de hacerlo, quizás hoy, 132 años después, se llevarían las manos a la cabeza al ver el trecho retrocedido, al comprobar que las reivindicaciones del Día Internacional del Trabajo están encaminadas paradójicamente a pedir contratos estables y de más horas, que escapen a la tiranía del trabajo por minutos o días sueltos. 

 

La debilidad del proceso de expansión económica que estamos viviendo en todo el mundo, pero especialmente en Europa y en España, es tal que el empleo que se crea es mayoritariamente temporal, de baja calidad y precario. Esto, unido a la desprotección que padecen las personas desempleadas, hace que miles de personas salgan hoy a las calles demandando la creación de más empleo, pero no a cualquier precio: empleo estable y digno, con garantías legales y sociales.  

 

 

Demandas que van encaminadas a todos los agentes implicados en este proceso. A los gobernantes y los partidos políticos, para que abandonen la riña de votos y alcancen un Pacto de Estado que incluya un Plan Urgente con Políticas Activas de Empleo, con medidas especiales para aquellos colectivos que tienen especiales dificultades de acceso al mercado laboral: personas desempleadas de larga duración, jóvenes, mayores de 45 años o personas con discapacidad, etc.  

 

 

A la patronal, a los empresarios, para que promuevan planes de adaptación a las nuevas coordenadas laborales, con mejoras en las condiciones laborales, mayor protección para los trabajadores y protocolos efectivos en la lucha contra la brecha salarial entre hombres y mujeres. 

 

A las universidades y centros de formación, para que impulsen cambios en sus planes de estudio, e incluyan la orientación laboral desde las primeras etapas educativas, favoreciendo que el alumnado entrene desde temprano las competencias, aptitudes y habilidades que las empresas demandarán en un futuro. 

 

A las entidades privadas y a la sociedad en su conjunto para que se comprometan e impliquen en la lucha contra el paro y en la creación de empleo digno. ​Porque es una responsabilidad compartida, que requiere de compromiso, inversión, medidas eficaces  y gestos. Sí, gestos, quizás hoy pequeños, pero que pueden alcanzar gran envergadura, como pasó el 1 de mayo de 1886. 

 

 

1 De Mayo 2018- Mensajes de Lanzaderas

 

 

Artículo de Soraya de las Sías, Responsable de Comunicación del Área de Empleo y Emprendimiento de la Fundación Santa María la Real.